martes, 24 de mayo de 2011

Platero y yo

 
                    PLATERO
Platero es pequeño, peludo, suave;
tan blanco por fuera, que se diría todo
de algodón, que no lleva huesos. Sólo
los espejos de azabache de sus ojos
son duros cual dos escarabajos de cristal negro.

Lo dejo suelto, y se va al prado, y
acaricia con su hocico, rozándolas
apenas, las florecillas rosas,
celestes y gualdas...Lo llamo dulce-
mente:<¿Platero?>, y viene a mí con
un trotecillo alegre que parece que se
ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...

Come cuanto le doy. Le gustan las
naranjas mandarinas, las uvas
moscateles, todas de ámbar;los higos
morados, con su cristalina gotita de
miel...

Es tierno y mimoso igual que un
niño, que una niña...;pero fuerte y
seco por dentro, como de piedra,
Cuando paso sobre él, los domingos,
por las últimas callejas del pueblo, los
hombres del campo vestidos de
limpio y despaciosos, se quedan
mirándolo:
-Tiene acero...
Tiene acero. Acero y plata de la luna, 

al mismo tiempo.